Embarazo 130

La prevención de la rubéola

La rubéola es una enfermedad que generalmente no tiene complicaciones, pero que es muy peligrosa cuando se contrae durante el embarazo. Por eso, es importante tener en cuenta todas las formas de prevenir esta enfermedad antes y durante el embarazo.

 

La rubéola es una enfermedad que generalmente no tiene complicaciones, pero que es muy peligrosa cuando se contrae durante el embarazo. Por eso, es importante tener en cuenta todas las formas de prevenir esta enfermedad antes y durante el embarazo.

La rubéola es una leve enfermedad de la niñez que si es contraída por una mujer durante el embarazo supone una grave amenaza para el feto. La mayoría de las mujeres en edad de concebir son inmunes a la rubéola, bien por haber recibido la vacuna o bien por haber padecido la enfermedad durante la niñez. Gracias al uso generalizado de la vacuna contra la rubéola, es raro que ésta cause defectos de nacimiento.

Sin embargo, como todavía aparecen pequeños brotes epidémicos de rubéola, aún existe la posibilidad de que las mujeres embarazadas susceptibles a la enfermedad contraigan la infección. Dos de cada diez mujeres en edad de tener hijos son vulnerables a la rubéola. Una mujer puede proteger a su futuro hijo de los efectos de la rubéola sometiéndose a una prueba de inmunidad antes de quedar embarazada y, si no es inmune, recibiendo la vacuna.

Cómo puede una mujer averiguar si es susceptible de contraer rubéola

Existe un análisis de sangre sencillo que puede determinar si una persona es o no inmune a la rubéola. El análisis comprueba si la sangre de dicha persona contiene las sustancias que luchan contra el virus (es decir, los anticuerpos). Los anticuerpos contra la rubéola son producidos por personas que han padecido la enfermedad o que han sido vacunadas contra la misma.

¿Se puede prevenir el síndrome congénito de rubéola?

Se recomienda que todas las mujeres se sometan a una prueba de inmunidad contra la rubéola antes de quedar embarazadas y consideren ser vacunadas si no son inmunes.

La vacunación servirá para prevenir la rubéola en mujeres susceptibles a contraer la enfermedad, de modo que sus futuros hijos estarán protegidos contra el síndrome congénito de rubéola.

En el caso de mujeres que quedan embarazadas antes de someterse a esta prueba, se procede a realizar la prueba de inmunidad durante una de las primeras visitas prenatales. Cuando una mujer embarazada no es inmune a la rubéola, debe evitar el contacto con cualquier persona que tenga la enfermedad. No existe un tratamiento contra la rubéola que sea eficaz a durante el embarazo, como tampoco una manera eficaz de prevenir la rubéola en una mujer vulnerable que ha sido expuesta a la enfermedad. Las mujeres embarazadas que no son inmunes también deben considerar recibir la vacuna después de dar a luz, para de esa manera estar inmunizadas si quedan embarazadas en el futuro.

Se puede administrar la vacuna contra la rubéola, sin riesgo alguno, a una mujer que amamanta a su hijo.

No se recomienda administrar la vacuna durante el embarazo; y se recomienda que toda mujer que recibe la vacuna aplace sus intentos de concebir un bebé hasta, por lo menos, tres meses después de recibirla.

Leer también: Rubéola y embarazo, una combinación peligrosa 

Quién más debe recibir la vacuna

Todos los niños deben recibir la vacuna contra la rubéola a menos que exista una razón médica por la cual no deban hacerlo. La vacunación generalizada de los niños contribuye a prevenir la propagación de esta enfermedad a otras personas, especialmente a mujeres embarazadas.

Por lo general, la primera dosis de la vacuna se administra entre los 12 y los 15 meses de edad, casi siempre junto con las vacunas contra el sarampión y las paperas. Esta combinación de vacunas se denomina MMR. Un niño no debe recibir la primera dosis de MMR antes de cumplir los 12 meses de edad. Esto se debe a que el bebé conserva algunos de los anticuerpos de la madre hasta alcanzar esta edad, y estos anticuerpos pueden interferir con la vacuna e impedir que ésta funcione debidamente. Suele administrarse una segunda dosis de MMR a los 6 años de edad, y a los 11 años.

La vacunación de grupos de adolescentes o adultos en centros educativos, lugares de trabajo, hospitales o bases militares contribuye a prevenir los brotes epidémicos en dichas áreas. Las personas que trabajan en guarderías de recién nacidos deben vacunarse porque los bebés nacidos con rubéola son capaces de contagiar a otros durante un breve período después de nacer.

tvcrecer agradece a Dr. Fernando Burgos

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