Cada vez hay más actividades para los más chiquitos. Desde obras de teatro hasta clases de baile y yoga
Son las cinco de la tarde de un domingo. Una larga fila de papás con bebés esperan para entrar a una sala. Están por sumergirse en un universo de globos de colores, marionetas y luces. Están por emocionarse viendo a sus hijos descubrir por primera vez la magia del teatro. Están por ingresar a “Flotante”, un espectáculo con tanta creatividad que por estos días está de gira en China, atravesando culturas e idiomas y demostrando que las actividades para bebés son tendencia en todo el mundo.
Reglas especiales. Está claro que un bebé no es un espectador común. No atiende reglas (o no muchas), no es capaz de quedarse sentado por mucho tiempo, no tiene gran capacidad de concentración. Por eso, estas actividades tienen su propia dinámica. “En ‘Flotante’ nunca hubiéramos podido imaginar una platea -cuentan Azul Borenstein y Natalia Chami, directoras y creadoras– por eso les deseamos una experiencia, un nuevo universo sentido y pensado para este grupo etario”. Su obra propone estímulos que apelan a la sensibilidad, imaginación y percepción de la belleza, confiando en que esto impregne sutilmente el desarrollo de cada chico y haciendo que cada función sea única.
Yoga de a dos. Sophie Starzenski propone una clase con bebés de hasta 8 meses en la que ir recuperando cuerpo y mente tras el parto y el puerperio.
Algo similar sucede en Kindermusik Instituto Cambridge, una iniciativa que trajo a la Argentina un programa presente en más de 50 países y con el que desde hace ocho años Vanessa Alanís Fuentes Oliver recibe bebés desde los 2 meses (y hasta los 7 años). Mediante actividades auditivas, juegos, canciones y baile en inglés, se van desarrollando las habilidades cognitivas tempranas, nutriendo la personalidad y emoción de los chicos. Entre otros cuidados especiales para los niveles iniciales están los contenidos musicales adecuados, el trabajo sin amplificación y los grupos reducidos, “para poder brindar la estimulación precisa sin aturdir a los bebés y que, dentro de la experiencia social de un grupo, cada familia reciba un trato personalizado”, apunta su creadora.
Con apego. Uno de los preceptos más nuevos que surgieron alrededor de la maternidad de estos años es el de apego. Un tipo de crianza que promueve los valores de la lactancia, el mayor contacto físico con los chicos y el “colecho”, entre otras prácticas. De allí deriva directamente el baile con apego, un método registrado en 2016 por la licenciada Analía Gómez Malacalza, que propone “trabajar la vinculación desde lo terapéutico del arte en sí mismo con los beneficios de la danza”, y que se nutrió a partir de la ayuda de kinesiólogos, músicos y puericultoras. Mediante secuencias sencillas pero didácticas en las que el bebé se lleva en una mochila ergonómica, chiquitos de entre 2 y 12 meses disfrutan de un encuentro de música, colores y movimiento.
Teatro mini. “Flotante”, una obra de teatro inmersiva en la que tocar, moverse e interactuar son bienvenidos, todo en el marco de un universo de fantasía y color.
“Asisten mamás de diferentes edades, pero en general mayores de 30 años: han pasado abogadas, psiquiatras, cirujanas, profesoras de música, administrativas y amas de casa, además de turistas que vienen a hacer la experiencia”, describe la creadora, que además de psicóloga es profesora de danza y coreógrafa.
Otra actividad muy requerida con bebés es yoga. En la Fundación Filosofía y Arte, Sophie Starzenski (@sophiestarzenski) da clases con bebés de 0 a 8 meses (hasta el gateo). “Este es un espacio ancestral en el que buscamos reconectar suavemente con nuestro cuerpo tras el parto y el puerperio. La práctica busca fortalecer, estirar y acomodar cuerpo y mente, cuidándonos con el mismo amor y paciencia con el que cuidamos a nuestros bebés”, apunta. Además de acompañar en algunas posturas, los bebés tienen un momento especial para recibir masajes y estímulos.
También hay que sacudirse las grandes expectativas, sobreestimulándolos desde bebés en pos de querer hijos grandiosos o más inteligentes que la media. “Los niños hacen las cosas más o menos al mismo tiempo, estimularlos para que avancen más rápido es como frustrarte porque querés que los dientes le salgan a tu antojo. Un sinsentido”, sintetiza la especialista.
Fuente: noticias.perfil.com
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