El abuso sexual infantil es un hecho común, según estadísticas el 13% de las mujeres y el 7 % de los varones han sufrido abuso, aclarando que se piensa que estas cifras son menores a las reales ya que el abuso suele ser un acto ocultado.
Los síntomas que pueden manifestar los/as niños/as dependen de su edad. Pueden ser el hecho de no adquirir pautas madurativas (como lenguaje o control de esfínteres), tener conductas extrañas o miedos desmedidos, retrasar su lenguaje o cambiar su relación con los cercanos.
También son señales de alarma los juegos sexuales no acordes con la edad como por ejemplo un niño/a de 4 años que se baja los pantalones y se los baja a su compañera de jardín y simula una situación coital, no es adecuado, ya que a esa edad no tiene esos conceptos naturalmente y esto puede suceder ante un niño/a que sufre abuso.
La masturbación es algo normal a partir de los 4 años, y es diferente a la masturbación compulsiva (en cualquier lado y muy repetitiva).
Pueden ser también que un niño o niña que ante determinadas situaciones se ponga muy nervioso (ser revisado por un pediatra o cambiarse en un vestuario).
En la edad escolar puede tener desarrollo académico inadecuado, trastornos del sueño, pesadillas, terrores nocturnos, dolores abdominales y cefaleas.
Encopresis o enuresis secundaria (hacerse pis o caca cuando antes controlaba).
Estar atentos ante anorexia, bulimia, promiscuidad, obesidad, conductas autodestructivas, consumo de alcohol o drogas, fugas del hogar, todo esto puede ser generado por un abuso reiterado.
Siempre prestar atención a los más pequeños/as cuando refieren una situación de abuso o un acto indebido, ejemplo, mi abuelo me toco la cola. Jamás minimizar o desvalorizar estos dichos del pequeño ya que es muy raro que los haga si no es real. Es fundamental los primeros dos años de vida, ya que de acuerdo a las reacciones de la mamá ante los estímulos que recibe el niño, éste aprende a procesar y le va forjando una salud mental adecuada.
Ejemplo, si el bebé llora ante un estímulo que llega a y la mama tiene una actitud desbordada, la criatura se ve en su espejo y queda totalmente desamparado. La actitud que tenga la madre es fundamental para que el niño/a genere un proceso adaptativo adecuado.
El bebé que genera con la mama un vinculo sano, tiene muchas más probabilidades en el futuro de poder expresar su placer y displacer en forma adecuada.
La prevención es la educación sexual a partir de los 3 años, que no es lo mismo que la educación genital. Llamar a los genitales por su nombre y enseñarles a los hijos su autocuidado. Los mismos son exclusivamente de ellos y no deben compartirlos con nadie que ellos no quieran, su cuerpo les pertenece.
Hay que enseñarles que las muestras de cariño como abrazo, besos, caricias tienen su contexto y que no deben ocurrir sobre partes de su cuerpo inadecuadas.
Que puedan expresar lo que le agrada, lo que no les agrada y con total libertad.
Que adquiera herramientas para cuidar su cuerpo y expresar lo que no les gusta.
No se debe dormir, ni bañarse con los niños.
El abusador suele ser alguien de su confianza, alguien bien conocido que lo ubica en un lugar de privilegio, de preferencia, que lo gratifica y comienza ejerciendo un abuso psicológico, para luego pasar a ser abuso encubierto y luego explicito.
Por eso es difícil que el niño/a manifieste de entrada este abuso, ya que está siendo engañado por alguien que él valora, que lo va seduciendo, lo hace confundir y no puede salir de esa tortura hasta que le llega a producir tanta incomodidad que comienza con trastornos de todo tipo.
El abusador se convierte en tal desde adolescente; adolescentes con serias carencias y no todos fueron abusados sexualmente, es importante detectarlos para poder diagnosticar y prevenir.
Para finalizar es clave hablar de sexualidad con los/as niños/as desde los 3 años, con naturalidad, llamando a las cosas por su nombre, que aprendan el autocuidado de su cuerpo y sepan que les pertenece, que si algo no le gusta debe decir que no y poder contárselo a sus papás. La reacción de los mismos cuando habla el pequeño/a es clave y fundamental para frenar esta tragedia.
Dr. Diego Montes de Oca
Agradecimiento al Dr. Norberto Garrote.
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