¿Cuántas veces oímos hablar del parto respetado?; ¿cuántas de nosotras sufrimos o fuimos testigos de la violencia obstétrica?; ¿estamos al tanto de nuestros derechos a la hora de parir? Verónica Marcote es madre, puericultora de la Asociación Civil de Puericultura (ACADP) y doula de Doulas de Argentina (DAR). En el marco del lanzamiento de su primer libro, “Nosotras parimos. Guía para un parto respetado” (Editorial Paidós), detalló los puntos centrales a tener en cuenta durante el embarazo, el nacimiento y el puerperio.
Condiciones imprescindibles para un parto respetado
“Cuando hablamos de parto respetado hablamos del respeto por la fisiología, los tiempos naturales del proceso de parto y las elecciones de la mujer. Para esto debemos ser acompañadas, asistidas”, afirma Marcote. La especialista aclara que “los protagonistas son la mujer y sus necesidades” y “las condiciones necesarias son las que favorecen el proceso. Que la mujer esté acompañada por quien elija, que se respeten sus pedidos, que tenga libertad de movimiento y apoyo emocional”.
Los puntos del parto respetado que no se cumplen en Argentina “Si nos ajustamos a la ley, me animaría a decir que en la mayoría de los nacimientos no se cumplen los puntos que en ella se enuncian”, sostiene la doula. Al ejemplificar los ítems que no se respetan, enumera: “Parir acompañadas; recibir información completa, no sesgada; no recibir intervenciones y/o medicación por rutina o protocolo; respetar los tiempos del proceso; cumplir con el derecho a la intimidad y al trato digno y personalizado”.
El rol de la «industrialización» de los nacimientos
Verónica destaca que “en la industrialización se acortan los tiempos con medicación e intervenciones para lograr más nacimientos en menos horas, lo que se traduce en un aumento de partos intervenidos y cesáreas”. Para la especialista, las consecuencias de esto son “mayor riesgo, experiencias traumáticas y condiciones desfavorables para el inicio del vínculo entre mamá y bebé, la lactancia y el apego”. Respecto a este punto, la autora sostiene que “culturalmente, la industrialización pone en duda y avasalla la capacidad ancestral de la mujer para gestar, parir y amamantar. Así, va perdiendo la confianza en su propio cuerpo y deja de ser protagonista del parto”.
La hora sagrada
Se habla de “hora sagrada” al referirse a los primeros 60 a 90 minutos de vida del bebé. “La hora sagrada idealmente es el contacto piel con piel de mamá y bebé sin interrupciones”, describe Marcote. “A nivel institucional son muy pocos los casos donde se logra el total respeto, es más factible en partos planificados en domicilio o en instituciones donde se presentó un plan de parto y éste fue respetado”, añade.
La opción del parto domiciliario
¿Qué se debe tener en cuenta si se escoge esta opción? La puericultora hace hincapié en la importancia de la elección del equipo que va a asistir: “Que sean profesionales idóneos para acompañar en casa, para poder sentirse cómoda y contenida”. Además, destaca que se trata de una opción legal y que a la hora de tramitar la documentación “el bebé nacido en casa se inscribe en un organismo destinado a este fin y son los equipos de parto en casa quienes realizan el inicio del trámite”.
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La cesárea
Al hablar de parto respetado, tiende a creerse que no hay allí lugar para la cesárea. Marcote aclara que éste es un recurso válido “en el caso de ser necesario o decidido por la mujer o familia” siempre que se les haya brindado “la información correspondiente en cuanto a riesgos/beneficios”. “Es un mito que el parto respetado está en contra de toda intervención, creo que la clave es que sean utilizadas en forma criteriosa e informada y no por rutina”, finaliza.
Violencia obstétrica
“La violencia obstétrica no reconoce clase social; quizás en el hospital público el maltrato es más explícito y se agrava por la masividad y falta de condiciones dignas, pero la violencia es la misma”, afirma la especialista. En tanto, destaca que “uno de los puntos más importantes, además de la libertad de movimiento durante el trabajo de parto, es la elección de la postura y el lugar para el momento expulsivo. La mayoría de las mujeres opta por hacerlo en forma vertical, pero en el ámbito privado se logra con muy pocos profesionales, ya que los protocolos institucionales son inflexibles y en su mayoría hay que parir en la camilla”.
De la redacción de tvcrecer Fuente: Entremujeres (Clarin.com)
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