Llevar a cabo la crianza de los hijos y el manejo del hogar sin la compañía o apoyo de una pareja; por decisión propia o circunstancias de su entorno es un desafío muy grande para los que lo atraviesan.
Especialistas como Puello et al. (2014) afirman que la familia monoparental es aquella constituida por uno de los padres, sea por muerte, enfermedades limitantes, alejamiento, emigración, desconocimiento o la opción de formar una familia en donde la tecnología hace posible prescindir del otro.
Las madres solteras se enfrentan grandes desafíos como el saber que serán ellas las responsables de brindar educación, alimento, protección, formación a un nuevo ser humano que inicia el camino de la vida una vez que es fecundado. Muchas veces pagan un precio muy alto, no sólo a nivel económico, sino que también a nivel social, están expuestas a comentarios discriminatorios, prejuicios y mitos. Entre otros, persiste el mito de que los niños de madres solteras se convierten en chicos y chicas conflictivos, de que las madres solteras no saben poner límites, que las madres solteras asfixian a sus hijos con su amor y sobreprotección. Sin embargo los estudios demuestran todo lo contrario: hacen referencia a que las madres solteras son muy capaces. Los niños de madres solteras no salen peor ni cometen más delitos que otros niños, por lo contrario, muchas veces se sienten mejor como adultos que aquellos niños que han crecido en familias donde los conflictos y discusiones entre padres formaban parte de la rutina diaria.
Afrontar la maternidad sin una pareja no es nada fácil, pero es posible, sobre todo si la futura mamá tiene en cuenta la importancia de no aislarse y de buscar apoyo en sus seres queridos.
Crear una importante red de contención es un aspecto clave. Si la pareja no está, por elección o por otra circunstancia, pueden aparecer otras figuras importantes de referencia. No se trata de sustituir al padre, sino de no estar sola cuando se enfrentan las distintas etapas del embarazo y de la maternidad. Ésta puede ser una buena ocasión para conocer y saber, que hay muchas personas dispuestas a ofrecernos su ayuda. Cuando se presenta una situación difícil, las reacciones más frecuentes son o bien de “fuga” (de las personas que, como no saben qué hacer, prefieren alejarse) o de gran apoyo (de las personas que hacen todo lo posible para ofrecer a la futura mamá toda la ayuda y los ánimos que necesita).
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