¿Estás embarazada y te cuesta respirar? ¿Te sientes cansada y cuando caminas enseguida notas fatiga? Si la respuesta es sí, lo más probable es que tengas disnea, una molestia muy frecuente en el embarazo. ¿Sabes cómo combatirla? Te contamos qué debes hacer si te ocurre.

De los muchos cambios que experimentan las mujeres al quedarse embarazadas, uno de los más comunes y rápidos en hacer su aparición es la disnea, o lo que es lo mismo la dificultad para respirar y una sensación de cansancio y fatiga al menor movimiento. Una dificultad que no se presenta de forma constante ni siempre con la misma intensidad.

¿De qué depende? Como en todo, de cada embarazada y de cada gestación. Aunque no hay una exactitud milimétrica para definir la disnea en las embarazadas, Juan Luis Delgado, presidente de la Sección de Medicina Perinatal de la SEGO(Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) ha explicado a Ser Padres que esa disnea suele estar relacionada con las adaptaciones anatómicas, bioquímicas y fisiológicas que sufren las futuras madres. Adaptaciones que tienen que ver con el aumento de la progesterona, que afecta al centro respiratorio, y con el aumento del consumo de oxígeno.

No sólo eso. Según recuerda el doctor, las embarazadas también sufren adaptaciones de índole mecánico. Esto se explica con la compensación que la mujer tiene que hacer para mantener el centro de gravedad y con la que el diafragma cambia de posición. También se explica con la restricción de espacio que hay en el tórax al acortarse la caja torácica.

Ahora bien, por molesta que pueda resultar la disnea, cuando ésta tiene que ver con los cambios anteriores no es grave. Otra cosa muy distinta es cuando la disnea tiene un origen patológico que, según matiza Delgado, suele ser cardiopulmonar.

Si te estás preguntando cómo hacer la diferencia entre una disnea de origen anatómico de otra de origen patológico, el experto consultado despeja esa duda al afirmar que “la tos suele ser un signo claro de que la disnea es de origen cardiopulmonar”. Sobre todo, si esa tos es seca, irritativa y empeora por las noches, o si viene acompañada de moco. Sea como sea, lo importante es que si hay tos se consulte con el médico.

¿Cuándo aparece la disnea?

Respecto al momento de aparición de esas dificultades para respirar, Delgado indica que pueden sentirse desde el principio hasta el final del embarazo, aunque no siempre es así. Durante el primer y el segundo trimestre, las disneas suelen ser muy leves o leves y permiten la realización de ejercicio físico. Al final del segundo trimestre y en el tercero, la cosa suele cambiar. ¿Por qué? Porque el aumento significativo del volumen sanguíneo influye en la aparición de la disnea.

Para combatirla, desde el principio y hasta el final de la gestación, Juan Luis Delgado recuerda que es conveniente y muy recomendable evitar dormir boca arriba (en posición decúbito supino). “El útero, al crecer, comprime los grandes vasos abdominales –la aorta y la vena cava- dando lugar a una disminución del retorno venoso (de la sangre) al corazón. Cuando esto ocurre se puede sufrir un síncope (un mareo)”, advierte.

De ahí la importancia de dormir de lado o ligeramente de lado. Si el mareo también llega en esta posición o al hacer ejercicio moderado durante el embarazo, entonces también hay que consultarlo con el médico porque podríamos estar ante un problema cardíaco.

¿Cómo tratarla?

Además de evitar dormir boca arriba, Delgado aconseja que las embarazadas cambien frecuentemente de posición también durante el día. Esto implica mover piernas, espalda y cuerpo y no permanecer sentadas durante largos ratos, además de adaptar en la medida de lo posible la actividad diaria.

Si pese a las prevenciones, la disnea hace su aparición, mientras que sea leve no hay lugar para la alarma ni para la madre ni para el bebé. Y es que según recuerda el experto consultado, “los bebés tienen una fuerte capacidad de adaptación y al igual que la madre son capaces de modular la cantidad de riego sanguíneo que dirigen a cada órgano”.

En caso de que la disnea sea más grave y venga acompañada de tos, Delgado insiste en que la embarazada consulte con su médico quien seguramente la derivará al neumólogo o cardiólogo para determinar dónde está el origen de esas dificultades para respirar, y proceder a su tratamiento.

Fuente: Ser padres

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