Qué indica la forma de panza en el embarazo: ¿Ayuda a conocer el sexo del bebé? ¿Y a saber cómo nacerá? Descubre por qué es un dato importante para el médico.
De lo que se dice a la realidad…
¿Te han dicho que si tu panza es redondita el bebé que esperas va a ser niña y que si es puntiaguda será niño? ¿Que cuanto mayor es el volumen de la panza, mayor es el bebé? ¿Que si está muy alta el niño va a nacer de pie? Pues ninguna de las tres afirmaciones es falsa, son mitos que no tienen base científica que los justifique.
Lo que sí es cierto es que la forma de la panza en el embarazo indica muchas cosas al médico. Por eso la observa y controla cómo va cambiando durante los meses de gestación. Al hacerlo le ayuda a percatarse de posibles problemas y le anuncia la proximidad del parto.
Al principio tiene forma de pera
Desde el momento en que se produce el embarazo, el útero materno comienza a dilatarse. Y empieza a hacerlo por abajo, por la zona que está más cercana al pubis. Éste es el motivo por el que la buena nueva, de la que la madre es consciente en las primeras semanas, tarda unos meses en hacerse visible a los ojos de los demás.
Y también explica por qué al principio la panza de la embarazada tiene forma de pera y está más gordita por abajo que por arriba.
También es normal que durante el segundo semestre la panza esté ligeramente ladeada hacia la derecha. El lado izquierdo está ocupado por el colon. Es común que la futura madre sienta molestias en esta zona. Esto se debe a que el niño se ha colocado de tal forma que le está oprimiendo el hígado. Salvo que la asimetría y el dolor sean exagerados, estas alteraciones carecen de importancia.
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Por qué no hay dos tripas iguales
Pero además del crecimiento del útero, hay otros muchos factores que justifica el hecho de que no haya dos embarazadas que tengan la panza igual: que sean más o menos anchas de caderas, que estén engordando lo justo o más de lo aconsejable, que sean gorditas o delgadas de constitución, que éste sea su primer embarazo… Sin duda, las futuras mamás delgadas, las primerizas, las estrechas de caderas y las que van a tener gemelos o trillizos tienen el vientre más pronunciado.
Y en la forma de la panza, lógicamente, también influyen los movimientos y la postura que adopte el bebé. Cuando sientas que tu pequeño se mueve (empezarás a notar sus cambios posturales hacia el quinto mes), di a tu pareja que te ponga las manos sobre el vientre. Será una experiencia muy emotiva para él y así le darás la oportunidad de participar más intensamente de tu embarazo.
Al final, más baja y ovalada
A medida que el niño crece y va ocupando la cavidad uterina, la forma de la panza se va haciendo más globular. Es entre las semanas 36 y 38 de la gestación cuando adquiere el mayor volumen.
Cuando te encuentres en esta fase, tu panza parecerá un auténtico globo y como se prolongará hacia la boca del estómago, oprimiéndote el diafragma, puede que te cueste más respirar. Si es así, adopta una respiración rítmica y relajada durante todo el día y si al acostarte no puedes respirar bien, duerme semiincorporada, con un almohadón en la espalda.
De todos modos, esta situación no durará mucho. Al final de la gestación, entre el octavo y el noveno mes, tu pequeño se encajará; es decir, se pondrá cabeza abajo metiendo la cabeza en tu pelvis, y este cambio de postura hará que la tripa se te baje, adquiriendo una forma ovalada. Esto te permitirá respirar mejor y te anunciará que tu hijo está listo para nacer. Y lo hará en breve, tal vez en unos días.
De la redacción de Tvcrecer Fuente: CrecerFeliz.es
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