Los primeros años de vida
Esa etapa de la vida es vital para el desarrollo intelectual de cada niño. Todo es juego para ellos y, mientras se entretienen, aprenden con gran rapidez.
Esa etapa de la vida es vital para el desarrollo intelectual de cada niño. Todo es juego para ellos y, mientras se entretienen, aprenden con gran rapidez.
Los primeros años de vida de los chicos son vitales, en todo sentido. Absorben experiencias y conocimientos con extrema facilidad, y en base a la herencia genética, van forjando su propia personalidad. En esa etapa comienza el desarrollo intelectual, en el más amplio significado de la frase. Por esta razón, las actividades que llevan adelante los chicos son motorizadas -o deberían serlo- por un doble propósito: entretenerse y aprender. A esa altura, la vida es un juego para ellos. Todo lo hacen jugando o, al menos, lo encaran como si fuese un juego. Y mediante el juego (entretenimiento), toman decisiones. Es decir, están obligados a pensar, a dilucidar, discernir: una cosa o la otra. Aprenden de acuerdo a los errores y a los aciertos cometidos en las determinaciones tomadas: desde encastrar un par de bloques, colocar una ficha de rompecabezas, o acumular piezas por color o forma.
Aprender con diversión, mientras se están divirtiendo, o divertirse con el aprendizaje, es la mejor y la más eficiente manera de almacenar la información básica, la que le permite a los niños la evolución normal del proceso del conocimiento.
Hasta la inscripción en las guarderías o jardines infantiles, este proceso se da en la casa de cada uno, en medio del entorno familiar. Un proceso que debería contar con la supervisión, y activa participación, de los padres. A los chicos los alegrará enormemente la participación de Mamá y Papá en sus juegos. Y a Mamá y a Papa, también se les ensanchará la sonrisa al ver la positiva reacción de las criaturas por involucrarse en su “mundo” y observar, al mismo tiempo, el desenvolvimiento de los chicos.
De acuerdo con los testimonios recogidos, la mayoría de los padres, desearía guardar esos momentos en una cajita y atesorarlos. Es más, algunos exageran pronunciando la frase “quisiera que no crecieran más, que se quedaran en esa edad para siempre”.
También se dice que durante ese lapso, los primeros años de existencia, es cuando más cambios se producen en las criaturas y cuando más rápido evolucionan, desde el punto de vista del intelecto y del conocimiento.
De la redacción de tvcrecer
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