Tu bebé tiene razones para quererte
Vos sos la mejor madre para tu pequeño. Y lo sos las 24 horas del día y los 365 días del año. Lo demostras con cada minuto que le dedicas. Y le das motivos para quererte más que a nadie.
Vos sos la mejor madre para tu pequeño. Y lo sos las 24 horas del día y los 365 días del año. Lo demostras con cada minuto que le dedicas. Y le das motivos para quererte más que a nadie.
1- Tu manera de cuidarlo
Tu bebé depende de vos para todo. Como al principio no habla, te lo pide llorando. Suerte que te convertirás pronto en la mejor intérprete de su llanto. ¿Es por hambre? ¿Tiene calor? ¿El pañal mojado? ¿Necesita mimos? ¿Le duele algo? Con el tiempo lo entenderás cada vez mejor.
2- Las cosas que le enseñas
Es una suerte compartir la vida con una personita que está genéticamente programada para ser feliz y tener curiosidad por explorar y aprender. Cuando le vas enseñando cosas, también te sorprenderás de lo que aprendes con él: a disfrutar del momento, a descubrir nuevas posibilidades, a asombrarte por todo lo que sucede a nuestro alrededor…
3- Tus mimos, que le dan seguridad
Sabes que necesita tus mimos (caricias, besos, sonrisas…) tanto como el alimento. Al mimarlo ahora no lo convertis en un consentido, sino en un bebé seguro de tu afecto que se sentirá fuerte cuando empiece a explorar el mundo.
4- El alimento que más necesita
Tu hijo relaciona la comida y la supervivencia, por eso establece un fuerte vínculo de apego con quien le da de comer. Ahí estás vos, que le das alimento con todo el amor del mundo y le das lo mejor que tienes. Por eso te quiere tanto.
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5- Tu modo de consolarlo
Nadie es capaz de consolarlo como vos. Los bebés lloran mucho (entre una y tres horas al día, en varios episodios, en los primeros meses), para pedir lo que necesitan o en busca de consuelo. Tu voz la conoce desde el embarazo, el ritmo de tu corazón le tranquiliza, un abrazo tuyo hace disminuir su estrés en un pinchazo…
6- Juegos compartidos
Jugar es el “trabajo” de tu hijo, porque le divierte y es su forma de aprender. Lo sabes porque vos sos su compañera de juegos. Por eso le haces volar como un avión, ocultas tu cara tras un pañuelo para mostrarla y provocar su risa o te tiras al suelo para estar a su altura y jugar como él.
tvcrecer agradece a José Carlos Siegrist, Revista Crecer Feliz
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