¿Chirlos a los chicos sí o no? Debate tras los dichos del papa Francisco
El Sumo Pontífice aseguró que «unas palmadas en la cola» no vienen mal y recordó que en su niñez «cobró bastante». ¿Hay que castigar a la antigua?
El Sumo Pontífice aseguró que «unas palmadas en la cola» no vienen mal y recordó que en su niñez «cobró bastante». ¿Hay que castigar a la antigua?
Criar y educar a un niño o adolescente no es una tarea fácil y muchas veces requiere de ciertos ‘métodos de castigo’ para que aprenda la lección. Pero, ¿es necesario recurrir a un chirlo? El Papa Francisco aseguró que «unas palmadas en la cola no vienen mal». Qué opinan los expertos.
«Pienso que la palabra tiene que ser suficiente como límite y si eso no alcanzara, hay otros castigos que no son corporales. No estoy a favor de los golpes, menos en la zona de los glúteos que es una zona que se erotiza fácilmente, entonces pegar con asiduidad produce una recarga de excitación sexual y después el chico se porta mal para hacerse pegar. Es una búsqueda de contacto», explica a Infobae la doctora Felisa Lambersky de Widder, pediatra y psicoanalista especialista en niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Claro que para la especialista existen las excepciones, es decir que «si alguna vez se escapa no es para nada nocivo pero nunca de manera sistemática». En ese aspecto, señala que muchas veces el adulto recurre a la violencia física cuando se siente impotente. «Es un problema de los adultos porque no saben como poner un límite».
Si bien el Papa reconoció que hoy «los métodos de castigo a los chicos cambiaron porque hay otra sensibilidad», señaló que «en aquella época te daban dos cachetazos y listo». «Siempre digo: ‘Nunca le den un cachetazo en la cara a un chico porque la cara es sagrada, pero dos o tres palmadas en el traste no vienen mal».
La doctora Widder, precisa en ese aspecto: «Es cierto que antiguamente se recurría a eso pero hay cosas que ya sabemos que producen ciertos efectos que es mejor evitarlos. Una eventualidad puede ocurrir, que un padre se saque por ejemplo, pero nunca debe ser algo razonado y siempre tiene que ir acompañado de la palabra».
Otro métodos de castigo ante el ‘berrinche’
La especialista remarca que se puede castigar sin violencia física. «Se le puede quitar algo que al chico le guste mucho como por ejemplo no ir a un cumpleaños o no ver televisión por una semana. Siempre debe ser algo que se pueda cumplir, porque decir que no va a ver televisión por tres meses es algo poco probable de llevar a cabo».
En los casos extremos, de grandes ‘berrinches’, la doctora explica que más que nunca es cuando el chico necesita contención física y no violencia. «Un chico que hace un berrinche es mejor abrazarlo, contenerlo. A veces los padres dicen que no pueden con su fuerza, eso es algo imposible. Lo mejor que se puede hacer cuando entra en cólera es tomarlo con el cuerpo, claro que para muchos es más fácil dar un chirlo».
Prohibido pegar
No es la primera vez que Francisco se refiere a las leyes de protección al menor en países en los que incluso, se castiga al padre o a la madre que le pega a un niño o adolescente. «Se castigan estos actos pero autorizan matar a los niños antes de que nazcan. Esas son las contradicciones que vivimos ahora».
Un claro ejemplo de ello fueron los cambios legislativos que se dieron en España, que restringe a los padres a «corregir moderada y razonablemente» a sus hijos, como rezaba en los artículos 154 y 268 del Código Civil. Estos artículos fueron derogados en 2007 en una disposición adicional de la ley de adopciones internacionales. En su lugar, el nuevo texto que regula la patria potestad no solo elimina la posibilidad de corregir con un golpe a los hijos, sino que indica cómo los padres deben reprenderlos: «Con respeto a su integridad física y psicológica y de acuerdo con su personalidad».
En esta línea, un cachetazo puede considerarse un delito de violencia doméstica en ese país regulado en el artículo 153 del Código Penal y sancionado con una pena de prisión de entre tres meses y un año.
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