Bebés con fatiga: la anemia ferropénica
La anemia farropénica es una de las patologías más comunes en los bebés menores de cuatro años, y puede provocar graves efectos en el desarrollo posterior del bebé. Para su tratamiento, debe administrarse una dosis de hierro.
La anemia farropénica es una de las patologías más comunes en los bebés menores de cuatro años, y puede provocar graves efectos en el desarrollo posterior del bebé. Para su tratamiento, debe administrarse una dosis de hierro.
¿Qué es la Anemia ferropénica?
Más de dos mil millones de personas en el mundo, principalmente mujeres y niños, padecen déficit de hierro, y se estima que el 51% de los niños menores de cuatro años padecen anemia. La anemia ferropénica es sin duda una de las patologías con mayor prevalencia en el mundo, y uno de los mayores desafíos para la salud pública en los países en desarrollo.
Argentina, como muchos países de América Latina, se encuentra en un proceso de transición demográfica, epidemiológica y nutricional. La “desnutrición oculta” constituye uno de los problemas más importantes de esta Argentina en transición. Esta condición se observa mayoritariamente en sectores sociales más desprotegidos, pero afecta a toda la sociedad.
En la República Argentina este problema tomó importancia en los últimos 15 años. Entre los estudios más importantes se destacan los realizados en Tierra del Fuego, Misiones y el Gran Buenos Aires, pudiendo observarse una prevalencia de anemia ferropénica del 24% en los niños estudiados en Tierra del Fuego, del 55% en Misiones, y del 49% en el Gran Buenos Aires.
Como se ha podido demostrar, el déficit de hierro es mayor en los primeros dos años de vida, momento en el cual el cerebro del niño esta aún en desarrollo, acompañado por un importante desarrollo de sus habilidades cognocitivas y motoras. Numerosas investigaciones confirman que el déficit de hierro produce alteraciones en la capacidad de atención y en el aprendizaje del lactante, provocando un freno en su desarrollo y un daño neurológico que podría ser permanente.
Causas
- Factores prenatales y neonatales : Hemorragias prenatales o post-natales, las exanguinotransfusiones, las extracciones de sangre con fines diagnósticos, y en los niños prematuro y de embarazos gemelares.
- Factores etiológicos en el lactante, preescolar y escolar: Insuficiente aporte alimentario, defectos de absorción en las infecciones e inflamaciones crónicas, por aumento de las pérdidas, y con el aumento de la utilización: (cardiopatías congénitas cianóticas).
La lactancia materna podría suplir en parte el déficit de hierro durante el primer año de vida. Lamentablemente, la introducción precoz de leche de vaca en la alimentación de los niños seria un factor negativo por la baja biodisponibilidad de su hierro y el potencial aumento de sangrado gastrointestinal. La suplementación con hierro parecería ser entonces la mejor manera de evitar la ferropenia con sus consiguientes alteraciones, por lo que las distintas sociedades médicas, entre ellas la sociedad Argentina de Pediatría, recomiendan la utilización de sulfato ferroso a 1 mg/kg/día a partir del 4º mes de vida.
Tratamiento
En caso de anemia, el tratamiento se realiza con hierro por vía oral. El preparado se administra como sulfato ferroso, que presenta la ventaja de tener buena absorción, pocos efectos secundarios y un bajo costo.
El niño debe puede recibir también alimentos que contengan hierro como: carne, leche fortificada con hierro, vegetales como la acelga o la espinaca y el huevo. Sería bueno que tomara durante las comidas jugo de naranja natural u otros cítricos. También es conveniente que su hijo no tome té, mate o cereales cerca de las comidas o cuando le administre hierro.
El hierro le puede causar al niño: vómitos y/o diarrea, dolor abdominal, deposiciones negras, manchas en los dientes. Si esto ocurre, consulte con su pediatra. Por último, es bueno que sepa que el hierro mancha la ropa y es muy difícil luego limpiarla.
tvcrecer agradece al Dr. Diego Fernandez Sasso
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