Mamás canguros: 10 beneficios de llevar a tu bebé cuerpo a cuerpo
En distintas partes del mundo y desde siempre, las mujeres andan, caminan, hacen sus tareas con sus hijos sobre el cuerpo. Te contamos los beneficios de esta técnica ancestral y te damos consejos para que elijas el tipo de portabebés que más se adapte a vos.
En distintas partes del mundo y desde siempre, las mujeres andan, caminan, hacen sus tareas con sus hijos sobre el cuerpo. Te contamos los beneficios de esta técnica ancestral y te damos consejos para que elijas el tipo de portabebés que más se adapte a vos.
Luego de haber estado durante 9 meses dentro de nuestro cuerpo, escuchando nuestros latidos, nuestra voz y en constante movimiento, los bebés necesitan un entorno lo más parecido a la vida que llevaban en nuestro vientre.
El porteo es una de las alternativas que nos permite igualar (o casi) esa experiencia. Podría definirse como un arte ancestral que practican la mayoría de los mamíferos -incluyendo al ser humano- desde la Era de las Cavernas.
El porteo -hoy por hoy- es una forma de crianza, posible gracias a los portabebés ergonómicos que respetan la anatomía y fisiología del bebé y del porteador. Hay diferentes tipos de portabebés y cada familia debe elegir el que se adapte mejor a sus necesidades.
¿En qué momento portear?
Debemos saber que hay dos etapas de porteo, que se diferencian entre sí según el nivel de desarrollo de nuestro bebé:
* Desde del nacimiento hasta que se mantiene sentado solo (6 – 8 meses), en esta etapa el bebé adquiere el control de su columna.
* Desde que se mantiene sentado solo hasta alrededor de los 3 años, esta etapa durará hasta que hijo o padres queramos portear.
¿Por qué portear?
Porque además de aliviarnos un poco los brazos (y no creer en el mito de que nos arruina la espalda porque, justamente, el peso se reparte), hay muchos más beneficios para nuestros bebés:
1- Es beneficioso para el desarrollo de la cadera y columna del bebé.
2- Favorece la estimulación temprana. Cuando el bebé va en brazos ve el mundo desde el mismo sitio que el porteador, en lugar de ver techos, rodillas o tubos de escape desde su cochecito.
3- Usando un portabebé ergonómico se reducen los cólicos.
4- Favorece la lactancia materna, ya que el contacto entre el bebé y la mamá estimula la producción de leche y permite amamantarlo mientras está en el portabebé.
5- El bebé se siente más seguro y protegido, por lo que disminuye la frecuencia, duración e intensidad del llanto. El sentirse cerca de papá y mamá (o de sus dos mamás o papás) proporciona el mejor relajante posible.
6- Beneficia el ritmo cardíaco y respiratorio del bebé y ayuda a regular su temperatura corporal. El contacto con el cuerpo del porteador le transmitirá su calor corporal, acompasará sus latidos y lo relajará.
7- Lo ayuda a conciliar el sueño con más facilidad, ya que el movimiento de nuestro caminar le produce un suave masaje natural que lo relaja. Proporciona seguridad emocional, tranquilidad e intimidad. Estar pegado al cuerpo de su cuidador/a permite al bebé sentir el olor, los latidos del corazón y los movimientos del cuerpo, lo que sin duda contribuye a que se relaje y se quede dormido.
8- Contribuye y acelera la creación del vínculo entre padres e hijos, en el caso de los papás es aún más recomendable.
9- Libertad de movimientos, ya que se pueden realizar multitud de actividades, con cuidado y atención.
10- Proporciona libertad de acceso a diferentes lugares (transporte público, zonas concurridas, zonas al aire libre, etc.) donde con un carrito es imposible.
¿Qué portabebé usar?
En la primera etapa de porteo daremos soporte a las partes del cuerpo donde el bebé no lo tenga por sí mismo: cabeza y columna. Los más recomendables son los fulares -rígidos o elásticos- y las bandoleras de anillas.
En la segunda etapa de porteo haremos hincapié en portear de manera confortable y segura para ambos. Para largos ratos son recomendables aquellos portabebés que repartan el peso por igual sobre los dos hombros. Dado que el bebé se desplaza y adquiere autonomía, solo es necesario ofrecer soporte lumbar; salvo en caso de que se duerma, momento en el que sí va a necesitar apoyo en toda su columna vertebral y cabeza.
Los fulares y bandoleras siguen siendo recomendables en esta segunda etapa de porteo, sumándose a ellos los mei tais, pouchs, mochilas ergonómicas y los famosos “tongas”.
Fulares, bandoleras, mei-tais… ¿Cuál es la diferencia?
* Fulares: son telas elásticas o rígidas de más de 3 metros que nos permiten llevar al bebé en un sinfín de posiciones gracias a su versatilidad en el anudado. Son, sin duda, los portabebés ergonómicos por excelencia. Requieren de un cierto aprendizaje y, por sobre todo, práctica y uso continuado. Los fulares elásticos suelen ser más fáciles de anudar, más que nada si usamos el “preanudado”: primero se coloca el fular, se ata y una vez bien colocado se puede poner y sacar al bebé fácilmente sin necesidad de deshacer el nudo. Los fulares rígidos requieren de más precisión a la hora de atarlos, pues se debe ir ajustando pliegue por pliegue de la tela para que quede bien colocado.
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