Las emociones ante la infertilidad.  La mente es capaz de alterar el equilibrio de nuestro organismo, por ello el estrés o los bloqueos mentales pueden dificultar el embarazo. Te damos soluciones alternativas para afrontar emocionalmente la infertilidad.

El estrés y la ansiedad están detrás de muchos de los casos de parejas que no consiguen quedarse embarazadas. Para que nos hagamos una idea, las posibilidades de que los óvulos se fecunden se reducen un 30% en mujeres que sufren elevados niveles de ansiedad, incluso el riesgo de aborto aumenta por esta causa. Y no digamos ya en aquellas parejas que se someten a tratamientos de fertilidad, un duro proceso a nivel no sólo físico, sino también psicológico para muchos, que hace que entre el 15% y el 45% acaben abandonando dichos tratamientos. Veamos cómo funciona el estrés en estos casos y cómo afectan las emociones a la infertilidad.

Efectos del estrés en la fertilidad

El estrés genera cambios hormonales en el cuerpo, como por ejemplo, el aumento de la adrenalina y del cortisol -son sólo un ejemplo, ya que en el sistema endocrino hay muchas más hormonas que pueden afectar a nuestro estado físico y emocional-. Son hormonas que se incrementan ante situaciones de alerta o emergencia, y que hacen aumentar la frecuencia cardíaca, generan la contracción de los vasos sanguíneos, dilatan los conductos de aire y son esenciales en la conocida como “respuesta lucha o huida”. Estas hormonas son un compuesto que el ser humano necesita para poder enfrentarse a situaciones críticas en las que se requiere de un aporte extra de sangre y oxígeno, por ejemplo, si estás cruzando la calle y viene un coche a alta velocidad y necesitas salir corriendo, la adrenalina y el cortisol son las que nos van a permitir reaccionar ante esta situación límite.

Hasta aquí todo es normal, pero en el momento en que segregamos estas hormonas ante situaciones que no generan ningún alerta física, en las que no es necesario todo este aporte extra al cuerpo, ahí es cuando empiezan los problemas en nuestro organismo.

La adrenalina y el cortisol también afectan negativamente al sistema reproductor hormonal, ya que estas hormonas, en concentraciones elevadas, alteran el buen funcionamiento de partes de nuestro cerebro, como la hipófisis y el hipotálamo, que se encargan, entre otras muchas cosas, de la producción de la hormona foliculoestimulante o FSH (estimula la secreción de estrógenos), la hormona luteinizante (LH) o lutropina (estimula la ovulación en las mujeres y la testosterona en los hombres) y la hormona estimulante de la tiroides (TSH).

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¿Y todo esto cómo afecta a la fertilidad? Produciendo anovulación (no hay ovulaciones espontáneas, es decir el óvulo no se libera de forma normal a través del ovario al no haberse formado o madurado correctamente), la calidad de los óvulos se empobrece, la cantidad de espermatozoides disminuye, y todo esto hace mucho más difícil el embarazo. Además un valor elevado de la hormona TSH produce abortos espontáneos.

Bloqueos emocionales que dificultan el embarazo

Al hablar de emociones y fertilidad, otro tema muy interesante y del que se está investigando de forma muy activa en la actualidad, es cómo los bloqueos emocionales afectan a la concepción, dificultándola e, incluso, produciendo abortos espontáneos.

Cuando hablamos de traumas infantiles, tales como abusos sexuales, maltrato, pérdida del padre o la madre a una edad temprana, alteración del sistema jerárquico en la familia… hablamos de cargas emocionales, que en muchas ocasiones no se superan con el crecimiento de la persona y producen bloqueos psicofísicos y el mal desarrollo de las funciones esenciales del ser humano. En este caso, la reproducción humana.

Es evidente que las emociones producidas por estos traumas tienen un alto impacto fisiológico, pudiendo llegar, incluso, a afectar nuestra capacidad de concepción. La mente y el cuerpo tienen que trabajar en conjunto para conseguir un equilibrio físico y mental, cuando este equilibrio cuerpo-mente se altera, empiezan los problemas.

Veamos un ejemplo de cómo afecta la mente a la fertilidad: una alteración del sistema jerárquico, como cuando una hija toma el rol de madre de su propia progenitora, creando una dependencia emocional y un desorden en el sistema familiar. En este caso, la hija ya ha cumplido su “papel de madre” y por tanto, puede llegar a bloquear el deseo, de forma inconsciente, de ser madre. Sobre todo en el caso de que esta relación haya sido tóxica. Una relación tóxica es aquella donde una, o las dos personas, sufren más de lo que disfrutan, produciendo frustración en una o ambas partes; impidiendo el crecimiento personal.

Los bloqueos emocionales son muy difíciles de superar sin ayuda externa, ya que, en la mayoría de situaciones, la propia persona que lo padece no es totalmente consciente de ellos. Por tanto, en estos casos se recomienda la ayuda de psicoterapeutas especializados.

La aceptación del ciclo menstrual

Como ya sabemos, la emoción genera cambios en el cerebro y en el sistema hormonal, lo que deriva en cambios en el sistema reproductor y, por tanto, cambios en el ciclo menstrual. Entender y aceptar el ciclo menstrual ha ayudado a muchas mujeres a rebajar el síndrome premenstrual e, incluso, a eliminarlo, regular los periodos, mejorar la salud reproductiva y aumentar su fertilidad.

Cuando en la consulta me encuentro con mujeres que tienen problemas en su ciclo menstrual (reglas dolorosas, ausencia de regla, reglas irregulares…) y por tanto, tienen problemas para conseguir el embarazo, una de las preguntas más importantes que les hago es, “¿desearías no volver a tener la regla nunca más?”. La respuesta es fundamental para saber cómo vive la mujer sus ciclos, cómo vive la mujer en su propio cuerpo.

Hay un gran número de mujeres que no aceptan sus ciclos (ojo, el ciclo no es sólo la menstruación). El rechazo del ciclo menstrual simboliza el rechazo a la feminidad y, en muchas ocasiones, el rechazo a la fertilidad. En estos momentos vivimos un gran movimiento a nivel mundial de la aceptación de los ciclos femeninos. Las mujeres queremos aceptar nuestros cambios y la única forma de hacerlo es entendiéndolos. Y podemos hacerlo a través de muchas técnicas que nos ayudan a integrarlo. Por ejemplo, realizando “talleres de psicología femenina”, o con la realización de “diagramas del ciclo menstrual”: apuntar cada día las sensaciones físicas y emocionales que se sienten, antes, durante, después de la ovulación y con la menstruación. De esta forma, tras realizar varios diagramas, es decir, después de varios meses, la mujer puede predecir lo que le va a suceder y así aceptarlo más fácilmente, o también realizando visualizaciones de nuestro útero, guiadas por un especialista, para tomar conciencia de nuestro aparato reproductor.

Aceptar todas las facetas de nuestro ciclo nos acerca al equilibrio y cuando el equilibrio llega, todo fluye, las resistencias desaparecen y el embarazo llega.

Ayuda psicológica para afrontar la infertilidad

Cuando una pareja se enfrenta a la infertilidad, suele vivirlo desde la angustia, el miedo, la incertidumbre, la desesperanza, la ira y la decepción (entre otras muchas emociones) y el conjunto de todas ellas producen un elevado nivel de ansiedad. Tanto las parejas que buscan el bebé de forma natural, como aquellas que se someten a técnicas de reproducción asistida, todas viven en una constante noria de emociones. Y cada mes, cuando llega la menstruación, es una tragedia que la pareja asume como una pérdida.

La infertilidad influye, a nivel emocional, tanto al hombre como a la mujer, pero sobre todo, en la relación de pareja, ya que cuando se somete a tratamientos, sean del índole que sean, suele salir tocada de este episodio. El hombre se siente atacado en su virilidad y la mujer en su capacidad más íntima, dar vida, lo que conlleva que la frustración sea constante en sus vidas, afectando incluso a su trabajo y su vida social. Y cuando esto sucede, ambos empiezan a buscar culpables, provocando una mayor frustración entre ellos, ya que la culpa no es de nadie… Para que esto no ocurra, es necesaria la ayuda de profesionales y de grupos de apoyo.

Son muchas las parejas que al detectarse que hay un problema para conseguir el embarazo refieren que ya no disfrutan igual de sus relaciones sexuales, porque pasan a tener como objetivo único la reproducción. Esto es solo un pequeño ejemplo de cómo influye la infertilidad en la pareja.

Este estado de ansiedad, provocado por la infertilidad, hace que la concepción sea aún más difícil, disminuyendo la probabilidad de éxito. Es la pescadilla que se muerde la cola, la infertilidad genera ansiedad, y la ansiedad aumenta la infertilidad. Nos guste o no, la mente y la fertilidad están inexorablemente ligadas.

De la redacción de tvcrecer Fuente: Webconsultas

 

 

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