Con tres meses sin actividad escolar, los padres se enfrentan a un dilema: dejarlos en total libertad o imponer ciertas reglas. Sin embargo, el panorama perfecto implica una situación de armonía entre el tiempo de ocio y las responsabilidades. Cómo lograr este equilibrio, según los expertos.

Empieza el verano, y los alumnos de secundaria inician sus vacaciones, que pueden llegar a extenderse hasta tres meses si no se llevaron materias. Y aquí comienza también un período difícil para los padres, porque las rutinas se descontrolan. Y a pesar de los viajes de turismo que pueda hacer cada familia -o los chicos más grandes por su cuenta- la mayor parte del tiempo, los adolescentes van a estar en sus casas.

Muchos chicos pasan todo el verano acostándose a las 4 de la mañana y levantándose después del mediodía. ¿Deben los padres poner algún tipo de límite horario para que se vayan a dormir? ¿Corresponde que los adolescentes colaboren de alguna manera en sus hogares o en los trabajos de algún pariente cercano? ¿Deben tener algún tipo de actividad cultural o deportiva? ¿O simplemente hay que dejar que tomen sus decisiones y pasen los tres meses a su criterio?

Geraldine Kahan, directora general de educación de gestión estatal del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires afirmó en diálogo con Infobae que «en medio de la vorágine que vivimos, ante la pregunta sobre qué querés hacer en las vacaciones es muy habitual que la respuesta sea: ‘nada’. Ese no querer hacer ‘nada’ puede ser funcional en un primer momento para descansar pero, en la adolescencia, se corre el riesgo de que devenga en una abulia sino podemos ofrecer, además, propuestas a los intereses de los jóvenes y, sobre todo, que involucren a un grupo de pertenencia».

La psicoanalista Daniela Furst (MN 22726) explicó que «las vacaciones pueden ser un motivo de festejo para los adolescentes y un dolor de cabeza para los padres. Hay que hacer una distinción: no es lo mismo los chicos que tienen que rendir materias en febrero que aquellos que terminaron el año lectivo «victoriosos». Y lo califico así porque, en este caso, cuando queremos pautar o bajar línea en relación a los horarios, solemos escuchar: ‘pero aprobé todo, me merezco vacaciones’. Entonces, ¿puede salir o quedarse con la computadora o la Play hasta la hora que quiera y levantarse pasado el mediodía? Mi respuesta es que no. Lo límites no se toman vacaciones, y son parte del amor que les tenemos».

«Cuando los padres tienen trabajos independientes, que los hijos los acompañen dos veces por semana puede ayudar a ordenarlos y es una buena oportunidad para compartir tiempos juntos», aseguró la especialista. «Pero también están los casos donde esto no es posible, y en estos casos los pueden dejar hacer trámites o ayudar en el hogar para que no estén ‘tirados’ y prendidos a las redes. Además – agregó – no hay que olvidarse que el ‘yo’ adolescente está en construcción, se muestran firmes muchas veces pero subyace una gran sensación de vulnerabilidad. Aprender a comunicarnos con ellos es un desafío que tenemos».

Para los padres también puede ser una oportunidad

Gustavo Iaes, licenciado en Ciencias de la Educación, explicó que «es bueno que lo chicos construyan un plan con sus padres que incluya lo que quieren, lo que deben y lo que pueden hacer. Juntos deben pensar cómo hacer convivir los tres polos: cómo incluir lo que se les exige, lo que tienen ganas, y lo que le resulta fácil realizar». Además, resaltó que «es bueno que los adolescentes puedan ir aumentando su autonomía a medida que pasa el tiempo. Los padres pueden estar dispuestos a ayudarlos, apoyarlos y participar (en la medida que estén de acuerdo y sea dentro de sus posibilidades)».

El experto subrayó que «los chicos no pueden gobernar la casa decidiendo qué hace cada uno, pero es bueno que sean actores de las actividades cotidianas, que puedan proponer, pedir, escuchar, y que atiendan a las demandas de los demás y a los deseos propios. Son las vacaciones, los padres debemos tener claro que es un período de descanso del año escolar, pero también entender que eso no quiere decir que no tengan obligaciones o actividades que realizar.

Propuestas gratuitas

Kahan cuenta que el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires tiene una propuesta que se llama «Vacaciones en la escuela», que incluye actividades deportivas, artísticas, recreativas, con un formato distinto al escolar, pero que funcionan dentro de las escuelas. Es una propuesta gratuita que invita a todos los adolescentes que quieran a participar favoreciendo el encuentro social y promoviendo una participación activa de los chicos.

«Cuando a los adolescentes se les ofrece actividades, se los ayuda a descubrir nuevos intereses. En las vacaciones se puede potenciar la creatividad y desarrollar otras habilidades. Pero es importante que no seamos extremistas. No hay que cargar la agenda de los adolescentes durante el receso escolar, sino encontrar un equilibrio entre el ocio y las actividades (que es fundamental que sea compartida por sus pares). El adulto debe acompañar y generar vínculos que colaboren con su desarrollo, señalando los límites y las reglas. Es importante acompañar y apoyar a los adolescentes en esta etapa».

Pantallas y Consolas
Gustavo Zorzoli, rector del Colegio Nacional Buenos Aires, considera que las vacaciones de los adolescentes tendrían que oscilar entre el ocio y el crecimiento cultural, y el estudio sistemático y pautado en pequeñas cuotas si deben prepararse para rendir evaluaciones en febrero.

«El ocio será muy probablemente el más requerido, pero es importante que no se reduzca al uso desmesurado de dispositivos electrónicos», advirtió. «El desarrollo cultural es sumamente trascendental e implica que cada joven tenga oportunidades para vivir y compartir espacios y tiempos de lecturas, asistencia a cines, teatros, espectáculos callejeros y todo tipo de expresión cultural. Los intereses se educan también porque quien no experimentó, raramente pueda disfrutar. Muchas veces lo que sucede es que la propia familia no genera los espacios, ya sea por desconocimiento o por falta de tiempo. Las vacaciones deberían ser una oportunidad para que los jóvenes prueben distintas ofertas».

Vera Rexach, especialista en Educación y Tecnología digitales de la Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, ciencia y cultura (OEI) afirmó: «Allá en los 80, Seymour Papert, matemático y pionero en la idea de incluir computadoras en educación, afirmó que los niños y jóvenes habían iniciado ‘un apasionado romance con la tecnología’ y que, como todo buen romance, los adultos fallaban en comprenderlo. La idea me parece muy actual, y, en ese sentido, pienso que ninguna acción de un adulto que atente contra una pasión juvenil dará buen resultado. El efecto de la prohibición es un interés mayor en lo prohibido. El efecto de la vigilancia es el redoble de las tácticas evasivas.

Por lo tanto, Rexach cree que un buen ejemplo podría ser el mejor consejo. «¿Quiere que su hijo lea? Y usted, ¿qué está leyendo para recomendarle?. ¿Quiere menos tiempo de pantalla? Pruebe a dejar su propio móvil en casa, mientras hacen juntos algo analógico. Pedirle al adolescente que nos comparta, enseñe, muestre algo de lo que lo engancha, lo divierte, lo sorprende en las pantallas es importante porque los grandes siempre estamos a tiempo de aprender, incluso en el verano».

De la redacción de tvcrecer Fuente: Por Daniela Hacker para Infobae.com

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