Embarazo 115

Micciones durante el embarazo

El aumento de la frecuencia en las micciones es algo normal durante el embarazo, y las primeras semanas del postparto. Luego desaparecen. Hay ejercicios que ayudan a evitarlas y son aquellos que fortalecen los músculos del suelo pélvico.

El aumento de la frecuencia en las micciones es algo normal durante el embarazo, y las  primeras semanas del postparto. Luego desaparecen. Hay ejercicios que ayudan a evitarlas y son aquellos que fortalecen los músculos del suelo pélvico.

La micción es un proceso por el cual la vejiga urinaria se vacía, es decir, sale la orina. La vejiga, que cuando está vacía se encuentra comprimida por los demás órganos, se va llenando, poco a poco, hasta que la tensión de sus paredes se eleva por sobre un valor umbral determinado, entonces se desencadena un reflejo llamado miccional, que provoca las ganas de orinar, y si no se consigue el propósito, al menos se genera el deseo consciente de orinar.

¿Qué sucede con esta situación cuando se trata de una mujer embarazada?

Respuesta simple. Suelen presentarse algunos inconvenientes relacionados con la micción, durante el período de gestación de un hijo, o durante el postparto reciente. Y estos pueden ser: urgencia por hacer pis o la pérdida involuntaria de la orina.

Especialistas consultados le explicaron a tvcrecer que “la vejiga está compuesta por un músculo liso que se contrae de forma involuntaria y le permite distenderse para llenarse con orina. Al llenarse, la distensión del músculo deriva en un reflejo que se manifiesta por la sensación o deseo de orinar. La vejiga se vacía al exterior a través de la uretra, que contiene un esfínter que, a su vez, se controla voluntariamente, por lo cual la vejiga solo se vacía cuando la persona lo desea.

Durante el embarazo, al crecer el útero, comprime a la vejiga y esto provoca el aumento en la frecuencia de micciones, generalmente, con menores volúmenes de líquido. Y a medida que avanza el embarazo, y va llegando a la última etapa, la presión del útero es tan grande que, en muchas ocasiones, vence al esfínter de la uretra y sale orina sin que uno se lo proponga. Una vez pasado el parto, e incluso, un tiempo más (a lo sumo un mes), todo se acomodará en el interior de la madre y esa sensación incómoda irá desapareciendo hasta no dejar rastros.

Sin embargo, no es cuestión de resignarse. Existen técnicas simples que ayudan a aliviar el problema. Por ejemplo, mediante ejercicios que ayudan a fortalecer los músculos del piso de la pelvis, logrando, de este modo, que sea más difícil la generación de incontinencia de orina. Estos ejercicios se conocen con el nombre de Ejercicios de Kegel y consisten en contraer y relajar sucesivamente los músculos del suelo pélvico.

De la redacción de tvcrecer

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