Existen más de cien tipos de parásitos, que generan diferentes enfermedades y trastornos en el organismo. En su mayoría, los individuos los incorporan a través del agua o alimentos contaminados. La higiene y ciertos cuidados en su ingesta son vitales y ayudan mantener a estos bichos bien alejados.

Parásitos Intestinales

Los parásitos intestinales no respetan estratos sociales, ni edad ni sexo. Se presentan en todos los individuos, provocando una de las infecciones más comunes en el ser humano. Sin embargo, es la población infantil, la más afectada. Algunos estudios indican que un niño con parásitos en sus intestinos, suele pesar hasta dos kilos menos que aquellos que están libres de este mal. Por otro lado, los infectados acumulan altas probabilidades de sufrir anemia, por ejemplo, ya que este padecimiento está íntimamente relacionado con las carencias nutricionales, especialmente las referidas al hierro y a la vitamina A.

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La mayoría de los parásitos intestinales son adquiridos por los niños mediante el consumo de agua y alimentos contaminados por las heces de un individuo parasitado; también pueden incorporarse en forma directa al organismo por malos hábitos higiénicos. Cuando un niño expresa dolor abdominal o de cabeza, sensación de asco, vómito, pérdida o disminución del apetito, desgano y mal humor. Entonces resulta muy probable que los parásitos sean los responsables de ese cuadro. De todas maneras, hará falta la consulta con un profesional de la salud, quien determinará el diagnóstico exacto. Mediante un completo examen clínico, confirmando o no, la presencia o ausencia del parásito, y en caso de tenerlo, qué tipo de parásito es.

Existen más de cien especies diferentes de parásitos intestinales que pueden vivir dentro del cuerpo de una persona. Y si bien, lo más habitual es que ingresen al organismo a través del agua o de los alimentos. También pueden hacerlo a través del aire, por la nariz o por la piel. Estos “bichitos”, cada especie con su propio nombre científico, viven en el intestino grueso y tienen la capacidad de invadir la mucosa del intestino. También de   lesionar las capas internas, ocasionando una pequeña úlcera. O logran abrirse paso entre los tejidos y llegar hasta el hígado, el pulmón u otros sitios.

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 Su eliminación

Para ello existen efectivos remedios antiparasitarios, que provocan pocas molestias, se toman en una sola dosis y actúan sobre varios parásitos al mismo tiempo. El método más eficaz para evitar que estos “bichitos” reaparezcan es cortar el contacto entre el niño y los parásitos. Y esto se logra al eliminar las heces y asegurarse que se han destruido. ¿Qué son las heces? Los desperdicios generalmente sólidos o líquidos, producto final del proceso de la digestión (materia fecal). Otro punto de vital importancia es que el niño mejore sus hábitos higiénicos, lavándose las manos antes de comer y después de ir al baño.

La mamá también debe lavarse las manos antes de preparar y servir los alimentos y cuando dé de comer a los pequeños. Para evitar contagios, los niños deben tomar agua hervida o tratada con desinfectantes y verduras y frutas bien lavadas.
Desafortunadamente, la situación económica precaria de una parte de la población torna imposible aplicar la totalidad de las medidas de educación sanitaria. Pero si cada uno mejora los hábitos higiénicos y se atiende a los niños parasitados. Es probable disminuir en forma ostensible la presencia en los niños de estos desagradables bichitos.

De la redacción de tvcrecer